Los paisajes templados frescos han sido poblados desde hace siglos, por lo que el impacto de la actividad humana ha sido y es intenso.
La actividad humana ha transformado profundamente los paisajes templados frescos. La deforestación, la agricultura intensiva, la urbanización y la explotación de recursos han degradado estos ecosistemas, reduciendo la biodiversidad y alterando los ciclos naturales.
Los paisajes menos afectados suelen ser áreas protegidas, zonas de difícil acceso y bosques boreales. Estos lugares han conservado mejor sus características originales debido a restricciones naturales, falta de acceso y medidas de protección.